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Aulas escolares

Esta página está dedicada a los años 50, 60 y 70 y en honor de todos aquellos que cursamos nuestros estudios en estas décadas, así que, empecemos por el aprendizaje en las aulas.

Las aulas de enseñanza primaria estaban divididas en grupos de niño/as pequeño/as y mayores según la edad, según los conocimientos de los alumnos y de la opinión del profesor. Los pequeños estaban todos en un aula grande alineados en mesas y en bancos largos, disposición que posiblemente facilitaba el control del único profesor. En las aulas de los mayores se utilizaban pupitres de madera de 2 plazas.

Las aulas escolares de estos años, no tenían un límite de aforo de niños como en la actualidad y una orden ministerial obligaba a todos los colegios que todas sus aulas estuviesen presididas por un crucifijo y los retratos de Francisco Franco y de José Antonio Primo de Rivera fundador de la Falange.
 
También solían tener colgados de la pared un grupo de reglas (escuadra, cartabón, regla, transportador de ángulos y compás). Siempre había mapas de hule de España y Europa para ir aprendiendo las provincias, ríos, montañas, cabos, golfos, etc...

Los alumnos ocupábamos casi siempre el mismo lugar, en pupitres de madera para 2 alumnos. En muchas de las escuelas de los años 60 y 70 se imponía el uso del uniforme escolar y como no, la bata correspondiente.

Normalmente en esos tiempos los pupitres eran de madera muy viejos y gastados, llenos de pintadas y de arañazos. A pesar de que ya no se escribía con plumín y tinta muchos de ellos conservaban aún el orificio donde se ponía el tintero de porcelana y también tenían una ranura en la parte superior para dejar el palillero con plumín (acogedor con plumilla) o el lápiz y que no saliera rodando. Normalmente se escribía con un plumín de acero que iba insertado en un palillero y la tinta se compraba en tinteros. También tenían una cajonera para guardar los libros de texto y los cuadernos de ejercicios.

Al principio, los alumnos se sentaban en largos y toscos bancos de madera sin respaldo para eso servía la pared, pero luego llegó el banco-pupitre para 4 o más alumnos con tablero inclinado y orificios para los tinteros, esto debió significar un verdadero progreso, alguno incluso incorporaba ya el respaldo y el cajón para dejar los libros, etc... después apareció el pupitre de 2 asientos con múltiples variantes.

Ni la formación de las parejas de alumnos ni la colocación y disposición de los pupitres en el aula se regían por la casualidad, se hacía siempre con una intención educadora como recurso para premiar, castigar o estimular.

A continuación una muestra de cómo eran las aulas de mi época:
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Día de clase

Cada día, cuando llegábamos al aula y una vez que todos los alumnos habían ocupado sus asientos se podía dar comienzo a las clases pero primero, saludar con el ave maría purísima de siempre. Pero si el tiempo era muy frío se comenzaba con el rito del encendido de la estufa, faena que solía hacer el maestro ayudado por alguno de los alumnos mayores.

En la sesión de la mañana se estudiaban siempre la materias pesadas, matemáticas, cálculo y lenguaje, y mientras el maestro o la maestra explicaba la lección del día, otros grupos realizaban las cuentas puestas en la pizarra, corregían los deberes, etc... Si el número de alumnos era alto, algunos mayores ayudaban de alguna manera a la labor del maestro. El recreo era empleado muchas veces por el maestro para atender a alumnos con dificultades en el aprendizaje mientras vigilaba también a algún arrestado.

Tras el descanso, se trataban otras materias más suaves como geografía, historia o ciencias y sobre todo se hacía una lectura individual o conjunta.

  • Para la enseñanza de geografía en las antiguas escuelas se tomaba como punto de partida el pueblo, se seguía con el partido judicial, la provincia, la nación, etc..., hasta llegar a conocer el globo en general o las razas. Incluso en las escuelas más humildes había distintos mapas de tela o de hule negro y ya en los más recientes y de calidad eran los pedagógicos (años 50). Los más extendidos eran los de P. Vidal, La Blanche, Faustino Paluzíe y de Dalmau Carles.

  • Para la enseñanza de historia se contaba con algunas láminas de Saturnino Calleja y mapas históricos.

  • Tampoco faltaba el globo terráqueo que era al mismo tiempo motivo ornamental sobre la mesa del profesor o sobre el armario o estantería de la clase. Las esferas más antiguas eran las metálicas de Copérnico y las armillares, aunque las más utilizadas fueron las de escayola con diferentes tamaños y soportes y que se encontraban casi siempre en muy mal estado de conservación.


Adiós Catón, adiós

Si preguntamos a cualquier persona nacida en España a partir de la década de los 50 dónde aprendió a leer, nadie nos diría que con el Catón y serían poquísimos los que nos dirían que es un Catón.

¿Pero, que era el Catón?

Muy resumidamente os puedo decir que el Catón era un libro con lecturas elementales que contenían frases para enseñar y ejercitar en la lectura a los principiantes, muchas de las cuales tenían un contenido moralizador.

El Catón como libro para ejercitarse en la lectura fue utilizado por personas que nacieron en las décadas anteriores e incluso servía para la enseñanza de la moral y las buenas costumbres perdiéndose en la profundidad del paso de los siglos, no sólo en España sino en casi toda la Europa occidental.

La utilización del término Catón en el lenguaje cotidiano resulta hoy anacrónica y aparece asociada a reminiscencias de tiempos escolares ya lejanos.
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La higiene

Existían muchos manuales y textos de higiene y también algunas láminas. En los libros de urbanidad se mentalizaba a los niños con la higiene o aseo personal pero lo que merece la pena resaltar era la atención y la práctica diaria en las escuelas alrededor de la limpieza.

Era habitual la revista del profesor ante su mesa al entrar por la mañana dónde se repasaban uñas, orejas y pelo por eso de los piojos y era frecuente que algún alumno fuera enviado otra vez a su casa para completar o mejorar su aseo causando el correspondiente disgusto de la madre.
Matemáticas y geometría

La enseñanza de las matemáticas y la geometría han ocupado un lugar importante en la escuela tradicional. Se les dedicaba más tiempo que a otras materias y casi siempre por la mañana cuando el alumno podía estar más descansado. En nuestro país el aprendizaje de estas materias ha sido con frecuencia una actividad rutinaria y dura de la que los antiguos escolares no guardamos muchas veces un buen recuerdo.

La importancia que se ha dado a las matemáticas ha generado una gran cantidad de materiales que todavía se pueden encontrar en nuestras viejas escuelas, muchos de ellos aparecen en láminas con el título de pesas y medidas de Paluzie o Saturnino Calleja. Medidas de capacidad de madera, de latón, balanzas y sus pesas y cajas de cuerpos geométricos fueron materiales utilizados en casi todas las escuelas dónde eran imprescindibles.
La Religión

Además de la parte dedicada a la religión, en todas las enciclopedias había diferentes textos de doctrina cristiana o catecismo y de historia sagrada. Sorprende casi siempre en estos últimos textos las cuidadas y bellas ilustraciones, pero el material más curioso e interesante es el conjunto de láminas de las que aún aparecen con relativa frecuencia en ejemplares aislados.
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