Juguetes de mi niñez
A los niños de los 50 y 60 nos regalaban el día de Reyes (juguetes de hojalata, muñecas de cartón, juguetes de madera,...) luego los juguetes ya se hacían de otros materiales menos peligrosos como el plástico?. A los más pequeñitos les solían traer caballitos de cartón piedra con balancín. Otros de los regalos para los niños de la época eran los juegos reunidos de Geyper, los trenes de cuerda (eran otros de los juguetes habituales a la hora de regalar), etc...
Por no tener no tenían ni nombre estos juguetes y en vez de en jugueterías o grandes almacenes se vendían en los quioscos de golosinas y no incluían las pilas, más que nada porque no las necesitaban. Todos ellos tuvieron su momento de gloria en el que su precio estaba al alcance de todos y se pusieron de moda. No hubo un niño que no jugara con ellos.
Viéndolos hoy con mecanismos tan sencillos, nos cuesta creer que nos pasáramos horas y horas divirtiéndonos con ellos.
A las niñas las traían la muñeca de cartón como la Mariquita Pérez que era muy popular y se vendía a alto precio. También los cacharritos de cocina, etc...
Hoy esto de regalar juguetes ya está pasando a la historia excepto a los más pequeños porque a los niños de ahora les gustan los móviles, las maquinitas de juegos como las Play Station, etc...
Tener el juego de disfraces del Agente X especial era ideal para adquirir las múltiples personalidades del agente secreto. Podías disfrazarte con gafas y barba, con un antifaz que llevaba una calavera con sus dos tibias (careta que no tenía nada que ver con los espías y agentes secretos) y ponerte unos ojos nuevos para no ser reconocido por los agentes enemigos. Eran de cartón y estaban incrustadas en una hoja rectangular.
El visor de fotogramas de cine que nos mostraba a los héroes y villanos del celuloide. Este juguete iba acompañado de 2 cajitas con fotogramas de películas clásicas del oeste, de romanos, de guerra y de amor entre otras. Por unos instantes nos sentíamos directores de Los diez Mandamientos o de Sissi y protagonistas de Espartaco o cualquier otra película clásica del 7º Arte. Era habitual ver a los niños y niñas mirando a sus personajes favoritos a través de este visor de plástico mientras comentaban unos a otros ¿a mí me ha salido Ben-Hur y a ti...?.
Las familias del mundo fue un juego de baraja de cartas infantil, este juego apareció a mediados de los años 60 y pronto se haría muy popular entre los niños de la época. Entrañables las familias de los tiroleses, bantúes, esquimales, chinos, indios y mexicanos. El juego consistía en juntar familias completas. El jugador que conseguía reunir el mayor número de éstas ganaba la partida, la colección se componía de 43 cartas y estaba indicado para 2 o más jugadores. Este juego era habitual en los recreos de los colegios y en las casas junto a familiares o amigos.
Parejas del mundo fue una competidora del otro juego de familias y que llegaría a convertirse en otro clásico del entretenimiento infantil.
La cámara de fotos fue un clásico del pipero y de los puestos ambulantes de ferias y mercados. La cámara de fotografía con sorpresa fue un éxito de ventas, su principal atractivo era apretar un botón y del objetivo salia una especie de gusano con cara de payaso que emitía un sonido muy especial, fue el deleite de los niños y niñas de los años 60.
Las bolas locas (clic clac) de finales de los 60, eran unas bolas de plástico compacto que se golpeaban entre sí y que con una velocidad y un ritmo adecuado, hacían un efecto brutal y nos hacían pasar horas... dándole al tema. Las bolas clic clac (klik klak o taca taca) compartieron quiosco junto a otros artilugios de la época como los trompos y los yo-yos. Venían en una bolsita con un cierre de cartón donde se podían leer las siguientes instrucciones: Coger la anilla entre el índice y el pulgar procurando que no esté enredado el hilo. Mover la mano despacio hacia arriba y hacia abajo para que choquen las bolas entre sí. Seguir haciendo los movimientos hacia arriba y hacia abajo hasta que las bolas se abran lo máximo posible.
Las ranas metálicas (chicharras). Fueron una especie de juguete o entretenimiento muy popular en los años 60 que presionando una y otra vez su fleje o lámina trasera emitía un ruido muy característico... clac, clac, clac! que fastidiaba mucho a los padres pero que encantaba a los más pequeños. Eran todas de hojalata dorada o plateada, más tarde salió una nueva versión pintadas de verde.
Las pistolas eran otros de los juguetes que nos gustaban a los niños de las décadas de los 50 y 60, era habitual vernos la mañana de Reyes con nuestras pistolas en la cartuchera, con sombrero vaquero y la estrella de sheriff en la camisa disparando con lo que llamábamos fulminantes que se metían en el cartucho de la pistola y hacían bastante ruido al estallar.
¿Quien de vosotros no se disfrazó o tuvo un pack de sheriff parecido a este?
La cantidad de forajidos malos que habremos arrestado jugando a pistoleros, lo difícil era decidir quien hacía de sheriff ya que casi todos teníamos la estrella y nadie quería hacer de vaquero malísimo.
La pistola lanza tapones de corcho se comercializó en la década de los 60 y tuvo muchísimo éxito entre los niños de la época. Esta pistola era de plástico e imitaba a la que llevaban los agentes secretos de las series de televisión. Lanzaba pequeños tapones de corcho y se podía encontrar en quioscos y jugueterías. Su coste no era muy elevado por lo que la hacía asequible a todos los niños.
Después se vendieron las pistolas lanza ventosas que lanzaban pequeñas ventosas, esta pistola hizo que muchos niños de la época imitaran a sus héroes favoritos del tebeo y la televisión. Estas pistolas fueron desplazadas por las llamadas pistolas detonadoras famosas por ser de metal a las que se le colocaba un fulminante que al dispararlas producía un potente ruido.
Las pistolas de agua fueron uno de los juguetes más populares de los años 60, todo niño tenía una de éstas. Con ellas montábamos verdaderas batallas terminando todos empapados de agua. Un signo característico eran los mordiscos en el tapón que se producían cuando lo sacábamos el tapón con la boca para volver a llenarlas.
Estas pistolas no tenían nada que ver con las actuales, aquí la tecnología era más bien poca y no podíamos presumir de llegar muy lejos con su chorro pero nos servían para beber agua, eso sí, rápido que enseguida empezaban a perder agua por todas partes.
Artículos de broma
En los quioscos se vendían muchas cosas porque eran como pequeños bazares que hacían las delicias de niños y mayores... Dentro del quiosco en la parte inferior y entre cochecitos, muñequitos y un sinfín de pequeñas miniaturas (incluyendo los sacapuntas de figuras de la época, figuras de coches, trenes, armas, etc...) estaban todo tipo de artículos de broma:
- Bombas fétidas que eran unas ampollas que contenían un líquido con un olor insoportable.
- Tinta mágica que al verterla sobre cualquier tejido producía una gran mancha que desaparecía a los pocos segundos.
- Polvos pica pica que hacían estornudar.
- Azucarillos que una vez disueltos en cualquier líquido salían a la superficie moscas o granos de café.
- Dedos ensangrentados y vendados
- Líquido de frío y calor
- Mosca dentro del cubito...
En fin una retahíla inacabable de objetos para fastidiar al próximo. Creo que los llegué a tener casi todos y por cierto, mi favorito era la tinta invisible.
Quizá éstos fueron los más populares pero había otros como la sortija de agua, las placas que imitaban el ruido de rotura de cristales, dientes deformes, excrementos, cuchillo clavado en la cabeza y muchos más. El envoltorio de cada broma iba numerado (ejemplo: broma nº 16) y aparecía la cara de un chino mandarín.