Piscina de la isla
La costumbre de bañarse en el río Manzanares no desapareció cuando se pusieron en marcha las primeras piscinas públicas, sino que se popularizó aún más, al construirse la mayoría de ellas en sus riberas.
La Piscina de la Isla constaba de 3 piscinas (1 cubierta y 2 al aire libre). El agua para las piscinas se tomaba directamente del río Manzanares. Este conjunto se asentaba sobre una verdadera isla del río, de aproximadamente 300 metros de largo por 20 de ancho.
El acceso se hacía a través de 2 pasarelas peatonales, situadas en ambas orillas. Dado el escaso caudal del río, para proporcionar buen aspecto a la isla y para llenar el ancho cauce que se extiende desde el extremo de ella hasta el puente de la Reina Victoria, fue necesaria la construcción de varias presas móviles y abatibles, automáticas.
Zonas de baño en el manzanares
La fantasía de tener zonas de baño en el río Manzanares se hizo realidad en los años 30 del siglo XX, con 2 piscinas emblemáticas: una metida en el cauce mismo del río, construida como si fuera un barco varado, sobre los lomos de una isla (decimos bien, una isla) y la otra surgida alrededor de un embalse, en el monte del Pardo. Sus nombres eran: la Piscina de la Isla y la Playa de Madrid y hace mucho que son sólo un recuerdo.
Tras la canalización del río Manzanares se empiezan a crear en las márgenes del río estas primeras piscinas madrileñas y la playa considerada la 1ª playa artificial de España.
La Piscina de la Isla se denominó así porque se ubicaba realmente sobre una isla que había en medio del río Manzanares en las proximidades del Puente del Rey. Esta isla fue ampliada artificialmente para construir el recinto de baños. Al conjunto se le quiso dar un toque marinero y para ello se construyó dándole forma de buque varado con la proa en línea con la corriente del río.
Tampoco cesaron las construcciones lúdicas del verano. Décadas después, se inauguró el Parque Sindical (1955), que llegó a ser conocido como el Charco del Obrero, por sus precios realmente bajos, y es que en aquellos años, no todo el mundo podía permitirse el lujo de pagar una entrada, ni siquiera en unas instalaciones que, como éstas, estaban dirigidas a las clases humildes.
Canalización río manzanares
Entre 1914 y 1925 se canalizó el río Manzanares, y son muchos los madrileños que acudían todos los veranos a sus orillas para darse un chapuzón. En las cercanías del Puente del Rey, entre la Casa de Campo y la Estación del Norte (Príncipe Pío), había permanecido una pequeña isla tras la canalización. La misma sería ampliada artificialmente, se le daría forma de buque (piscina de la isla), y en ella se construiría un recinto de piscinas.
A cada lado del barco, a babor y a estribor, se situaba una pasarela que daba acceso al buque varado. Al acceder por cada puente, y al atravesar la puerta de entrada, se encontraba una recepción, en la cual se permitía el uso de las instalaciones.
Junto a las piscinas al aire libre, quedaban algunos de los árboles originales de la isla, que daban sombra a los bañistas. Por el contrario, en el interior de la piscina cubierta existía un sistema de calefacción, que climatizaba el agua para gozo de los usuarios.
En la parte superior y sujeto por una estructura de hierro, se situaba un lucernario, que además de dar luz a la piscina, se podía abrir para su ventilación. Además de los servicios básicos de este tipo de instalaciones (cuartos de baño para hombres y mujeres, restaurante…), existía también una sala de baile, y el recinto era la sede del Canoe Natación Club, que hacía uso de él especialmente en invierno.